La pareja en psicoanálisis



La pareja representa la estructura portante del psicoanálisis. El paciente y el analista crean la pareja de la tarea analítica. Un yo y tú que se enfrentan ahora intensamente, ahora con largas pausas de silencio. Es una pareja especial pero que repite muchas características de comunes parejas. Puede ser una pareja heterosexual u homosexual. Es indiferente para la tarea psicoanalítica.

Cuando dos personas se encuentran para hacer algo en común se crea el que en psicoanálisis es dicho el campo. Creo que esta imagen del campo pueda atañer también a la vida fuera del psicoanálisis, porque las dinámicas que se actúan son las mismas: dos mentes que interaccionan y dos mundos que se enfrentan. En mi novela Un lugar en el caos quise sobreponer las dos parejas, la de la vida ordinaria y la de la tarea psicoanalítica. Y en ese modo el espacio privado, doméstico se habría convertido en espacio analítico, dicho campo, y este espacio analítico se habría enriquecido de asuntos útiles para su desarrollo. Esta mezcla de los dos ámbitos, aunque cosa poco ortodoxa para el psicoanálisis, habría sido savia excepcional para mi creación literaria. Vuelve el tema de la relación entre psicoanálisis y literatura, ya examinado en otro texto del blog de autores.

El campo así creado ha sido un escenario sorprendente para la pareja que oscila bien como personajes literarias bien como personas en psicoanálisis. Un eco literario puede verse en el texto teatral de Pirandello Seis personajes en busca de autor, cuando imaginación y realidad, mezclándose, alcanzan niveles paradójicos. De eso saca ventaja la creación narrativa.

Así la pareja en mi novela juega al psicoanálisis, pero pone en evidencia unos aspectos de la vida junta. Todo se vuelve más complicado, cuando nace una pareja, porque de hecho la pareja es el lugar de la máxima exaltación individual si hay aceptación y gran acogida. Si no ocultas verdades importantes y el uno busca en otro comprensión y estima. La pareja es una herramienta para el bienestar de las personas, porque se derrota la soledad y el individual está superado por la amistad y la ayuda recíproca de los dos que están juntos. Ojalá si toda relación entre ciudadanos o comunes personas fuera fundada como la de la pareja. Sentirse aceptados y valorizados como en una pareja pondría la vida en mejor condición y habría menos conflictos y sufrimientos.

La pareja psicoanalítica es también un modelo fuera del ámbito profesional y podría hacernos reflexionar sobre nuestras costumbres en vida junta.

El protagonista en mi novela Un lugar en el caos así describe la pareja por su experiencia más allá del psicoanálisis: “Cuando nace una pareja, esta tiene enfrente dos posibilidades, entre las cuales puede también elegir: disfrutar solo la felicidad sexual o también procrear. Además, hay otras posibilidades, que podríamos definir secundarias, para la vida en pareja: compartir emociones, bienestar, felicidades diarias pequeñas o muy grandes, es decir, vivir en compañía. Pero son las posibilidades primarias las que pertenecen al instinto animal de la especie.”(pág. 24)

La visión que él tiene de la pareja es muy estrecha. Una función de relación sexual y de reproducción de la especie. La pareja ofrece la oportunidad para el placer sexual, lo que permite además es secundario. Todos los aspectos positivos de la convivencia junta no son importantes se falta el sexo; la compañía, la comprensión, la acogida no podrían nunca, según el protagonista de la novela, subvenir al deseo sexual. Si mengua éste no hay nunca pareja. Él confiesa a su esposa con perfecta contradicción, porque cree de hecho en la pareja psicoanalítica y quiere que en la pareja haya la escucha activa: “Una pareja a la que le deja de gustar el sexo tiene que apartarse. Sin embargo, como es propio del ser humano estar en compañía, tener intereses comunes y compartir una vida diaria, la pareja puede continuar junta, pero no como pareja sexual. Esta si quiere permanecer junta, tiene que jugar con el placer sexual, compartir la satisfacción erótica. Es muy triste ver a una pareja en la que no hay nunca sexo, que sigue conviviendo sin soportarse el uno al otro. Sobre todo, cuando se envejece. La pareja se envuelve en un lugar de odio y de desprecio, el sexo queda muy lejano, hay solo choques y peleas.”(pág. 25)

De verdad la pareja es algo de más importante que sólo el lugar del deseo sexual. En psicoanálisis la pareja parece bien definida. Está en un campo, un lugar donde es posible encontrarse con otros que pueden ser el compañero y los personajes del cuento de la vida en análisis con todas sus manifestaciones. Un enemigo cruel de la pareja puede ser la clausura, una pareja que está cerrada y no permite otros conocimientos. Muchos daños provocan celos y exclusividades. La pareja funciona si está abierta, si se abre a la vida y a la comunidad. Por lo tanto el esquema es dual, pero las interacciones son múltiples.

Pero no es bastante para que la pareja sea siempre lugar de bienestar y felicidad. La pareja en la vida, pero también en análisis, puede ser atacada por improvisos enemigos. Podría ser el fracaso de todo un recorrido. La mujer que en mi novela lleva la máscara de psicoanalista parece muy realista sobre lo que ocurra a la pareja con el pasar del tiempo, en contra de la importancia del Eros en la pareja, como afirmado por el protagonista de la novela: “Mira la vejez en estos dos aspectos: la soledad sin hijos y los achaques dela decrepitud. ¿Cómo puede Eros tener en cuenta la psique de un hombre o una mujer que se queda a solas a una edad avanzada, porque se murió su pareja o porque su compañera o compañero enferma y debe ser cuidado? (pág.121/122).

Entonces la verdad es que la pareja bien en psicoanálisis, bien en la vida ordinaria no debe ser idealizada. Funciona y trae bienestar si hay las condiciones favorables, que son disponibilidad a la escucha y ala comprensión. Pero la ausencia improvisa del compañero por muerte o por abandono en la pareja ordinaria o la interrupción por incomprensión en la tarea analítica crea desbarajuste con mucho sufrimiento, porque otro elemento básico de la pareja es la costumbre a estar siempre conjuntos. Y la soledad repentina crea desesperación.

En la novela Un lugar en el caos el anuncio de la mujer psicoanalista de suspender las sesiones con su esposo que es el paciente, es decir interrumpir la tarea de la pareja analítica, crea vértigo en el protagonista. Es como cuando en la pareja ordinaria llega el momento de una ruptura que tal vez lleva consecuencias trágicas. Las razones de la interrupción pueden ser varias, sin embargo siempre ligadas a un punto de vista subjetivo, y muchas veces no las comparte la otra parte. El protagonista de mi novela desespera y grita: “Eso me va a afectar mucho. Me siento como abandonado en el mar, como un náufrago”(pág.127).

¡Y estamos hablando de una pareja analítica!

La historia de vida de las parejas se caracteriza por continuas oleadas de apertura y cierre, y son oleadas de emociones y sentimientos muy fuertes, con un enredo a menudo inextricable, que el psicoanálisis quiere desentrañar siguiendo repitiendo positivamente el esquema de la pareja.