¿PUEDE UN AUTOR ELEGIR EL IDIOMA

PARA SU ESCRITURA?




¡Creo que sí! Si hay las condiciones para hacerlo.

Es cosa buena elegir el idioma.

Yo para seguir haciendo literatura dejé el italiano, mi idioma materno y me aventuré en una lengua nueva, el español.

Cuando utilizamos el idioma maternal escribir parece estar como en el aire que respiramos.

Las palabras salen desde nuestra cabeza espontaneas, fluidas. Es una naturaleza lingüística, no tenemos bloqueos entre pensamiento, concepto y palabras.

Es difícil que nos dirigimos al diccionario para elegir una más que otra palabra. Porque hemos nacido en aquel mundo de palabras, por la costumbre ya sabemos cuál es la palabra más conveniente.

Pero el arte de la escritura pide que el trabajo narrativo sea búsqueda lingüística, sea hundir en los significados a través de los significantes apropiados.

La creatividad literaria no es sólo organización de tramas, desarrollos de hechos cautivadores, sino y sobre todo elección lingüística.

El trabajo más grande está en la selección de imágenes conceptuales con palabra adecuada.

Este trabajo lingüístico se llama estilo de autor.

Ahora el uso de un idioma nuevo, no maternal, obliga a pesar cada una palabra, obliga a consultar el diccionario y no permite de dar por descontados los conceptos que se deben traducir en significados y significantes.

Una lengua aprendida sobre todo cuando eres adulto o mayor pone en marcha un recorrido inusual que estimula cerebro e imaginación literaria. Parece que la estructura de la lengua desconocida sea algo plástico en el que insertar las formas del pensamiento.

Es decir la nueva forma lingüística pide que tu construcción de la oración tiene que conformarse a los nuevos asuntos lingüísticos y así el pensamiento no puede ser espontaneo y sencillo.

Escribir en este caso es reflexionar conceptualmente y lingüísticamente.


Estoy encantado cómo para mí el uso de un nuevo idioma me solicita también a una diversa inspiración literaria.

Se renueva no sólo la lengua, también proprio el novelar a través de nuevos temas.

Tener la suerte como autor para poder disfrutar esa posibilidad narrativa me pone feliz.

Es un mundo nuevo que me se abre delante.

¡Otra savia penetra en mi vena poética!


La pregunta ahora es:¿por qué en un momento de mi vida de autor decido de acabar con la escritura en el idioma patrio para aventurarme en la lengua de otro país, de otra nación?

En primer lugar hube la posibilidad de elegir una lengua, una cultura. Es decir renunciar a un obligo que la naturaleza de nacimiento impone.

Es como si en un dato momento de vida alguien decidiera de cambiar patria y se pusiera ciudadano de otro país nada menos que ciudadano del mundo. Es algo maravilloso elegir lo que los además reconocen como un hecho que tienes que aceptar y ya.

En segundo lugar he siempre pensado que la renovación cultural y lingüística para el escritor es fundamento de larga vida creativa.

Cuando hace unos años empecé a viajar gracias a mi jubilación primero y luego a la de mi esposa, la circunstancia de elegir como destino el archipiélago canario ha promovido mi gran interés en el idioma y en la cultura española.

Llevando más de diez años autor en lengua italiana publicando una quincena de libros, sobre todo novelas, he dicho a mí mismo ¿por qué no emprender un nuevo camino creativo?

La lengua española me fascinó, me sumí en la lectura de autores españoles contemporáneos, y de unas páginas de los periódicos más difusos.

En poco tiempo tuve la impresión de que dominaba el idioma español lo suficiente como para poder probar suerte poniéndome a escribir en una nueva lengua.


En la primera obra que me puse a crear me pareció justo dar las razones de mi elección lingüística, sobre todo con referencia a unas características que cogí y aprecié en la lengua española.

Me gusta reconducir aquí unas líneas que escribí en mi primera novela El perro viaja conmigo publicado recientemente de la editorial ExLibric.


«Cuando decidí hace unos meses novelar esos viajes con el perro, tuve la idea de usar el idioma español. ¿Por qué? Un reto para mí y un homenaje a las islas Canarias y a toda España. El español es un mundo titula su obra, publicada en Arpa en 2022, la lingüista Lola Pons Rodríguez. Y es verdad. Plasmare los viajes con el perro en mi novela me puso delante un mundo nuevo, cuyo conocimiento estaba trasmitido por la lengua. El español es lengua hija del latín, a mí me parecía mucho más cercana al latín antiguo que otras lenguas neolatinas, como por ejemplo el italiano, mi lengua materna. Los hispanohablantes están en todos los continentes y me conmoví cómo entre sí hay una fortaleza lingüística de unidad y de comunes intereses culturales y de costumbres. A pesar de que hay variantes nacionales de sonido y de uso, el español es una verdadera lengua universal. Además, quedé estupefacto porque el español defiende su originalidad lingüística y sigue renunciando a cada palabra inglesa que invade otras lenguas. Para mí ese descubrimiento fue algo maravilloso y me puse a prueba saciando mi curiosidad y ahondando en la etimología.»


Mario Vargas Llosa en su última obra Le dedico mi silencio (Alfaguara,2023) describe la lengua española con palabras halagadoras que bien explican las razones del éxito del idioma por el mundo.

Son palabras que comparto y me encantan. Refiero unas líneas:

«Ésta es una lengua que crece y se expande por el mundo sin que gobierno alguno, entre todos los países que hablan el español, haya hecho nada para lograr esa difusión. Ha sido el propio idioma gracias a su sencilla compostura, a la claridad de sus estructuras y a la facilidad de su expresión oral, el que se ha ido abriendo camino y extendiendo por el mundo por obra de los inmigrantes, hasta ser cientos de millones de personas las que hablan el español.»


Por tanto son la sencilla compostura, la claridad de sus estructuras y la facilidad de su expresión oral que según el escritor peruano hacen del español una lengua cautivante.


Digo más: desde cuando uso en mi escritura el idioma español me siento a gusto, estoy bien. Síntesis y anchura expresivas ritman la secuencia de las frases y mi racha creativa está en viaje de bodas.